La equitación es un deporte popular que muchos disfrutamos practicando. Asimismo, es una disciplina que no está considerado de riesgo, ya que su frecuencia de lesiones es escasa. De hecho, ésta varía entre un 0,2% o 0,4% de entre todas las montas efectuadas. Esto hace que podamos disfrutar con más tranquilidad durante la práctica, pero no por ello debemos de obviar que existe la posibilidad que un día nos hagamos daño. Por esto, hoy os traemos un artículo sobre las lesiones en equitacion.
En este artículo vamos a desgranar los tipos de lesiones que se producen durante la equitación. Como en cualquier situación, todos los factores entran en juego a la hora de analizar la fuente de una posible lesión. En este caso, hemos decidido dividirlas en cuatro categorías.
La primera sería la causada por el animal, esto es, pisadas, coces, mordiscos o reacciones del caballo que tiran al jinete. En principio, podemos prever como se va a comportar un animal domesticado, pero sigue siendo un potencial factor de riesgo si pierde el control o nosotros no sabemos tratar con él.
La segunda estaría más bien relacionada con deficiencias en el equipamiento. Este apartado abarca diferentes puntos: desde el propio caballo y sus herramientas (monturas, herraduras, estribos, etc.), pasando por la indumentaria del jinete (guantes, casco, botas, pantalones), cuya falta de uso puede propiciar una caída no deseada; hasta las instalaciones, en las que incluiríamos el estado de las pistas y las cuadras, la iluminación, los montureros e incluso el traslado de caballos en las propias instalaciones.

En la tercera categoría vamos todavía más allá. La propia técnica o mala praxis de los ejercicios es una de las causas más comunes en las lesiones en todo tipo de deportes. Por supuesto, la hípica no es menos y tendremos que tener en cuenta aspectos tales como los defectos técnicos de la propia monta, ya sea la posición o las ayudas naturales y/o artificiales. En este sentido, también influyen los defectos técnicos como el cansancio del jinete o el caballo, la dificultad en los saltos, la relación del animal con otros caballos dentro de la pista, etcétera.
Ya estamos viendo que cada vez son más detalles los que conviene controlar para evitar cualquier lesión, por menor que sea el riesgo. Existe, sin embargo, un último tipo de lesiones, que bien podrían estar englobadas en la segunda categoría, en el apartado ‘instalaciones’. Sin embargo, debido a su trascendencia bien merecen un apartado propio. Estas son aquellas como la falta de casco o chaleco de protección. Éstas son dos herramientas que nos protegen de lesiones graves o incluso mortales como los traumatismos craneoencefálicos, las contusiones renales o las laceraciones de órganos internos.
En este apartado también caben lesiones como las quemaduras solares (al no utilizar filtros) o cutáneas a causa del frío. Para estas dos, existen cremas y protectores que fácilmente pueden evitar un imprevisto de este calibre. Respecto al caso de las caídas, pistas con viruta de goma o material de amortiguación también se consideran herramientas de protección, ya que minimizan el impacto.
De esta manera, podemos catalogar a las lesiones en equitación también por su tipo de gravedad en una escalera de tres.
En el primer peldaño nos encontraríamos aquellas más frecuentes -por suerte-, que son las menores. Estas serían las contusiones y erosiones derivadas de la caída del caballo y que no nos deben preocupar en demasía, ya que se producen constantemente.
Son menos frecuentes las lesiones de consideración, aquellas que normalmente nos obligan a estar de baja un tiempo determinado o tomar medidas de prevención. Estas pueden ir desde una fractura hasta un mordisco del caballo. Todas ellas se pueden tratar con facilidad (vendaje, escayolado, fármacos) y dentro de su gravedad, no comportan ningún riesgo para nuestra salud.
En el tercer escalafón nos encontramos, ahora sí, lo que calificamos como lesiones graves. Esto, por supuesto, no implica que una fractura del dedo del pie no sea de importancia, pero no conlleva un riesgo vital como sí las que aparecen en este apartado. Aquí encontramos lesiones craneoencefálicas o de órganos internos, producidas por caídas. Las contusiones en la cabeza son las responsables de entre el 72% y el 78% de muertes producidas en accidentes de equitación. Asimismo, también son las causas de entre el 55% y el 100% de los ingresos hospitalarios, según algunos estudios.
Ya hemos indicado arriba que para cada medida existen herramientas para su contención. En casos tan graves, el casco o el chaleco de protección se hacen esenciales para evitar contusiones tan graves. De hecho, algunos autores cifran en menos de un 20% la cantidad de jinetes que usan casco.
Como hemos visto, las lesiones se pueden categorizar de diferentes formas. Pese a que la equitación es uno de los deportes con menos frecuencia de lesiones, es preciso que nos armemos con las mejores herramientas de protección posibles. ¡Disfrutar de la equitación no está reñido con la seguridad!